Había una vez, un elefante pequeño que tenía cuatro años.
Se llamaba Fantito.
Fantito iba muy contento al colegio porque se lo pasaba muy bien con sus
compañer@s de clase. Sin embargo, cuando estaba en clase no escuchaba a la
señorita elefanta; siempre estaba pensando en otras cosas. Unas veces pensaba
en jugar con su hermanito por la tarde, otras se imaginaba que era un “superelefante”
que volaba y cosas así; otras veces se distraía pensando qué estaría
haciendo su mamá para comer.
Fantito siempre estaba pensando en otra cosa
cuando la señorita explicaba. Por eso, cuando la seño le preguntaba, Fantito no
sabía qué responder y la seño le decía:
- Fantito, siempre estás en las nubes.
Como Fantito no atendía a la seño cuando explicaba la ficha, no sabía lo que
había que hacer y se equivocaba al realizarla.
Poco a poco, Fantito se fue sintiendo más triste, porque veía que no se
comportaba como los otr@s elefantit@s de la clase. Además, muchas veces no
podía irse a jugar con sus compañer@s porque tenía que acabar su trabajo.
Un día, cuando más triste se sentía, Fantito se encontró con el elefante más
grande y más viejo de la manada, tenía casi 80 años y era un elefante muy
sabio. El elefante se acercó a Fantito para preguntarle que le pasaba. Fantito le
explicó que en el colegio siempre estaba en las nubes. El elefante sabio le dijo:
- Fantito, los elefantes somos los animales con más memoria de la selva, yo te enseñaré nuestro truco. Cuando estés en el colegio, mira y escucha
lo que explica la seño, para eso mírala sólo a ella y escucha atentamente
lo que dice, intentando repetir en tu interior lo que ella va diciendo.
Fantito preguntó al elefante sabio:
- ¿Y qué haré cuando no sepa realizar la ficha y me quede el último sin
poder jugar con los otros elefantitos?
El elefante sabio lo miró con cariño y dijo:
- Cuando la seño termine de explicar la ficha, cierra los ojos e intenta
imaginar lo que vas a hacer, repítelo en voz muy bajita, una y otra vez
mientras vas haciendo la ficha.
Fantito dijo:
- Entonces, si la seño nos dice que tenemos que colorear un cuadrado,
recortarlo y pegarlo en otra hoja, primero me imagino en un momento
que coloreo, que recorto y luego que pego un cuadrado y después
empiezo a decirme: “colorear, recortar, pegar; colorear, recortar,
pegar…”, ¿así hasta que lo termine?
El elefante sabio le contestó.
- Así es Fantito, así es como debes hacerlo.
- Muchas gracias, elefante sabio- dijo Fantito.
Y se despidieron chocando la trompa.
Fantito empezó a poner en práctica el truco que le enseñó el elefante
sabio. Al principio no le salía muy bien, pero poco a poco le fue
sirviendo. Se puso muy contento al ver que terminaba la ficha como los
demás compañer@s y podía jugar con ell@s. La seño elefanta se puso
muy contenta y se sentía muy orgullosa de él.
Desde entonces, Fantito tenía un truco muy bueno para no distraerse
en la clase.
¡¡¡¡¡Y colorín colorete, por la chimenea sale un cohete!!!!!!
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